El portal Governing publicó el pasado 17 de noviembre un excelente reportaje  anunciando que la ciudad californiana de Santa Mónica ha alcanzado el 85 % de autosuficiencia hídrica, mediante el Proyecto de Infraestructura de Sostenibilidad de Agua (SWIP), un sistema de última generación para la reutilización del agua.

Los tres puntos destacados de la noticia son los siguientes:

  1. Las competencias hídricas de Santa Mónica incluyen tanto el abastecimiento de agua de consumo humano como la protección de las aguas costeras.
  2. Una instalación subterránea construida en las inmediaciones de otros edificios gubernamentales satisface esas necesidades.
  3. La instalación trata aguas residuales, aguas de tormenta y de escorrentía urbana, hasta dotarlas de una calidad adecuada para el consumo humano, y luego las infiltra en los acuíferos locales. Esta actividad es esencial para que la ciudad alcance su meta de autosuficiencia hídrica.

A continuación se presentan, en español, varios párrafos de este magnífico artículo:

La calle principal de Santa Mónica dispone de un aparcamiento ubicado entre el edificio de los juzgados y un centro de convenciones. Los visitantes en busca de un lugar donde aparcar o recargar las baterías de su vehículo nunca podrían imaginar que, bajo su superficie, se encuentre instalado un sistema de última generación para el tratamiento del agua que produce millones de litros de agua purificada.

La instalación SWIPC recibe tres tipos de agua: agua de tormentas, escorrentía urbana y agua residual municipal. Utiliza procesos avanzados de purificación del agua para que dichas aguas alcancen la calidad de un agua destinada al consumo humano. Es el primer proyecto subterráneo capaz de alcanzar esas metas a partir de aguas de tormenta y de aguas residuales en una misma instalación.

La instalación tiene capacidad para producir 4.000 m³/día de agua purificada, suficiente para atender las necesidades de más del 20 % de la población de la ciudad. Tiene una profundidad de 15 a 18 m. En palabras de Sunny Wang, gerente de recursos hídricos de la ciudad, “imagínense todo eso ubicado debajo del aparcamiento”.

Un componente importante de esa infraestructura subterránea es un tanque de recogida de aguas de tormenta, de 6.000 m³ de capacidad. Cada año, más de 120 hm³ de agua de escorrentía contaminada llegan a la bahía de Santa Mónica a través de su sistema de drenaje. Aunque el tanque no tiene capacidad para retener toda esa agua, puede recoger una parte suficiente para reducir la contaminación que se vierte al océano.

El proceso de purificación es el mismo para los tres tipos de agua, aunque las aguas residuales reciben un tratamiento adicional antes de entrar al sistema. Aunque el agua final producida cumple con las normas de calidad del agua de consumo humano, no se suministra directamente a los abonados.

Por el momento, se envía al acuífero. En palabras de Sunny Wang, “en un futuro próximo, estamos considerando la reutilización potable directa”. Aunque la normativa aplicable en California fue aprobada en diciembre de 2024, ningún sistema público de agua ha obtenido un permiso para realizar la reutilización potable directa.

Aunque el próximo reto es la inquietud pública ante esta nueva fase, Sunny Wang indica que la ciudad la está superando lentamente: “la calidad del agua ha quedado patente, lo que está ayudando a superar esa barrera humana”.

La construcción del proyecto se inició en 2020 y se completó en 2022. Según informa Sunny Wang, “ese logro solo ha sido posible gracias a la colaboración de múltiples agencias, del Estado, de los reguladores y de los residentes locales”.