Retos Docentes
Atender adecuadamente las expectativas académicas de los alumnos y las alumnas plantea numerosos retos personales y profesionales. Uno especialmente complejo y delicado es el de valorar el aprovechamiento educativo de los alumnos cuando se imparte docencia en grupos de varios centenares de estudiantes, mediante la utilización de clases teórico-prácticas, utilizando la pizarra y el proyector de imágenes.
La realización de exámenes, únicos o parciales, teóricos o prácticos, escritos u orales, narrativos o de opciones múltiples (corregidos mediante ordenador), en aula o en casa, con la ayuda de textos o sin ella, de la materia docente presentada durante el curso es el protocolo más básico y tradicional para valorar el aprovechamiento académico de los estudiantes. Los trabajos prácticos, los informes de revisión, las actividades de grupo y los debates en clase ayudan a mejorar la valoración de los exámenes, pero son difíciles de implantar cuando el número de alumnos matriculados alcanzan el centenar por clase.
Gestionar esa diversidad de opciones, para asegurar que la educación de los estudiantes satisface el nivel requerido por la titulación considerada plantea retos académicos que llegan a perturbar notablemente la calidad de la vida académica.
A continuación se ilustra la laboriosidad y detalle con que algunos alumnos y alumnas elaboraban sus «chuletas» como forma de mejorar su calificación en los exámenes. Todos los portadores de esas ayudas al estudio pudieron continuar la realización de sus exámenes con normalidad, tras entregarnos la evidencia de su iniciativa.
También documentamos el contenido de una reclamación estudiantil que recibimos en el curso 2007-08 y la forma en que fue gestionada por las autoridades académicas en aquel momento. Al margen de las circunstancias inusuales de esta incidencia, la mayor satisfacción de todo ese episodio fue el apoyo tan elocuente que nos envió otro estudiante de ese mismo curso.
Las «chuletas» de examen
La imaginación de algunos estudiantes para elaborar “ayudas no autorizadas” con las que responder en sus exámenes llega a ser tan grande como las formas de portarlas y utilizarlas para que no puedan ser descubiertas por los profesores.
Una ventaja innegable de las “chuletas” escritas a mano es el aprendizaje que se produce por el hecho mismo de escribir el material que se trata de memorizar. Por otra parte, la minimización fotográfica de textos educativos (apuntes, ayudas al estudio) refleja la habilidad editorial de los autores y concentra toda la destreza en escamotearlas durante la realización de los exámenes.
Adjunto se ilustran dos tipos de “chuletas” bien elaboradas y encuadernadas que pudimos recoger durante la realización de los exámenes de Ingeniería Ambiental.
Reclamaciones de «los estudiantes»
Durante el curso 2007-08, el jefe de estudios de la ETS de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Barcelona me envió una copia del escrito presentado por “los alumnos” de tercer curso en relación con la docencia de la asignatura Ingeniería Ambiental, y el anuncio de que el equipo directivo de la Escuela me agradecería que “tomara medidas para resolver los conflictos razonables que se plantean” en varios puntos del escrito.
En un esfuerzo de transparencia y cordialidad, tomé la iniciativa de informar públicamente a todos estudiantes de tercer curso sobre el desarrollo de esta petición, compartiendo con ellos el escrito presentado por “los estudiantes”.
El mensaje de sorpresa y apoyo que posteriormente me envió un alumno de tercer curso compensó más que suficientemente el momento de tribulación académica causado por esa reclamación anónima.